En 2015 el músico Marcelo Calabria decide que la experiencia adquirida junto a Sherpa o en la banda Con Mora debe tener salida en un proyecto propio. Así nación Valdés y su debut homónimo. Asentadas aquellas canciones, en 2019 el artista regresa con El viajero multicolor y sus ocho temas más dos pistas añadidas. Edita Rock Estatal Records.
El músico cuenta con las colaboraciones destacadas de Sergio Rivas y Jesús Arispont. Asimismo, añade una versión de La última montaña de Antonio Vega. Su música rock resulta liviana, con posos de autor y base en la música nacional y algo de influencia del rock latinoamericano.
La voz de Valdés se ajusta como un aguante a los lamentos de su guitarra. Cercana a la gravedad emotiva y sonora del rock urbano, el artista logra equilibrar los tonos más oscuros con melodías íntimas y esperanzadas. En conjunto las canciones del disco compenetran bien su apartado instrumental con su mensaje verbal.
Su discográfica habla de un álbum de rock suave o pop duro. Si bien le sienta mejor la primera etiqueta, es cierto que el pop de finales del siglo pasado tiene su hueco en El viajero multicolor. La mencionada experiencia de Valdés en el mundo musical hunde sus raíces hasta la movida madrileña y los cantautores que nos dejó.
Estas ocho más dos canciones suponen un universo reflexivo, relajado y relajante aun cuando las guitarras se nos meten dentro y nos llenan la cabeza de imaginaciones. Con un sonido homogéneo, el trabajo de Valdés logra atrapar de principio a fin debido a una composición más cuidada de lo que aparenta a primera escucha.
En su forma física el álbum ve la luz en caja de plástico. Galleta y fondo dan un creativo contraste a la portada, como una contraposición interna. Acompaña al lanzamiento un libreto de ocho páginas que incluye las letras a buen tamaño aunque pobre formato, así como diseños gráficos coloridos, agradecimientos y un extenso apartado técnico.
Valdés hace belleza de la sencillez, de la línea recta. Su esfuerzo es humilde y exitoso. Como cantautor rock consigue traspasarnos y hacernos partícipes de su pensamiento. Como guitarrista aporta un espacio a media luz, íntimo en que susurrarnos. Humilde decíamos, sí, pero muy certero.
AltFloyd 