El artista Miguel Cañabate Carmona es un ‘músico completo’. En su trabajo El hombre de papel él se encarga de guitarras, bajos, teclados y violines, amén de las labores vocales en castellano e inglés. Graba, produce y mezcla en su propio estudio, conforma la iconografía visual y vende en su misma página web. Como única concesión a su tiempo libre, edita bajo el paraguas de Rock CD Records.
Bajo esta simpática portada encontramos 11 canciones propias con poso principal en el rock and roll y el blues clásico. Y para nuestra desgracia hallamos también elementos a mejorar. Hagamos un repaso.
La auto-producción de este trabajo no queda tan redonda como nos gustaría, con sonidos solapándose entre sí y una ecualización mejorable. Pese a ello las canciones se dejan escuchar con un ápice de solvencia.
En lo relativo a composición Cañabate Carmona apuesta por ritmos lánguidos que se pierden por momentos en la nota estirada, en el vacío sin sendero claro. Sus intenciones quedan en poco ante una ejecución sostenida a duras penas.
En cuanto a lírica y su interpretación, nuestra revisión no muestra síntomas mejores. El autor toma protagonismo vocal frente a la base; lo cual dotaría a El hombre de papel de personalidad y caracterización de no ser por una puesta a limpio soslayada por las mecánicas abstractas y perdidas de la voz. Lo mismo vale para el español y el inglés.
La edición física de El hombre de papel nos llega en formato jewel case con galleta acorde a la portada y el músico como protagonistas del diseño. Un libreto de cuatro páginas incluye a letra pequeña las letras de todas las canciones del álbum, con maquetación del propio Miguel Cañabate Carmona.
La maquinaria del disco suena oxidada, encorsetada por sus múltiples fallos técnicos y artísticos. Es hora de parar, repasar el camino y poner rumbo nuevo con un vehículo mejor montado bajo los pies. El hombre de papel nos ha decepcionado.
AltFloyd 