Sabiendo que se hacen llamar Los Drunken Cowboys y que sus primeros discos se llamaron Western etílico (2015) y Whisky con soga (2016) deducimos que este grupo no pide refrescos en los bares. Su nuevo trabajo lleva por nombre L.A. jodimos y nos lleva a resucitar nuestra abandonada sección de country (pobrecita).
En estas 11 canciones nos reencontramos con su bluegrass y country. Banjo, batería, armónica o violín ponen el acento particular. El sonido western impregna el trabajo y no nos engaña. Las letras nos transportan al salvaje Oeste.
A las voces Juancho y Julio ejercitan con un estilo demasiado presionado. Llevan al límite sus capacidades y convierten algunos temas en un esfuerzo agónico y continuado que tira a la banda hacia el punk de forma intencionada.
Ritmos rápidos guían a L.A. jodimos en busca de un ambiente festivo y desenfrenado. La producción sonora puede mejorarse en futuras referencias, que cada línea instrumental suene acorde con las demás para ganar en organicidad.
Por otro lado escuchamos arreglos y tintes poco favorecedores, como dejados al albur del momento. Componer también es cuidar los detalles y no ir solo al gran cuadro. Conforman un ambiente entre movido y divertido apropiado para el directo copa en mano.
Los Drunken Cowboys hacen lo que les viene en gana sin muchos miramientos. No se lo reprochamos, pero en lo tocante a nuestro criterio les falta pulir aspectos. Incluso el punk y la música alocada tienen sus trucos.