No conocíamos a los catalanes Copache hasta que esta ‘impúdica’ portada apareció ante nosotros navegando por la Red. Y claro, teníamos que dar un tiento a lo que hubiese bajo la imagen. Nos dimos de bruces con nueve canciones englobadas bajo el título Cucaracha.
El trío sitúa su música con base en el rock duro entre el stoner, el doom y un juego rugoso de cuerdas lo-fi. Aderezan la mezcla con elementos compositivos y vocales extraídos del heavy. Una propuesta diferente en sus modos.
Las canciones pesadas de los de Gerona nos acusan golpes lentos y no por ellos menos contundentes. Sin escapar al hard rock hacen de sus instrumentos un pastel con sabores propios. La bajeza del título se nota en los arreglos, arrastrados entre melodías graves.
Copache hace lo que le viene en gana, sus influencias provienen de fuentes diversas hasta compactarse en una sonoridad ruda que atiende más a las mecánicas al oído que a una composición precisa y fluida. El gran mérito de Cucaracha es materializar una capilla de mugre y hacernos sentir cómodos en ella.
Juegan a la suciedad, al bajo expandido, a la batería perezosa. Las normas rígidas son para los demás. Una producción mejor entonada podría darnos una versión más pura de Copache. En cualquier caso un doom-stoner fornido que adolece en composiciones imprecisas y se viene arriba en sus muros.